Financierización del mercado del arte

Durante todo el año 2016, las casas de subastas han demostrado que son perfectamente capaces de estimular la demanda, a pesar del clima de incertidumbre reinante. China ha logrado estabilizar su volumen de ventas, mientras que el volumen de transacciones ha alcanzado cifras hasta ahora desconocidas en Occidente (398 000 lotes vendidos). Tanto en Oriente como Occidente, el objetivo principal ha consistido en consolidar el corazón del mercado, a expensas de una nueva carrera de récords.

Esta situación es el resultado de un aumento de la competitividad entre los diferentes actores del mercado, cuya gestión goza de mucha más estabilidad y firmeza. En 2014, Sotheby’s cedió a la presión de sus accionistas, entre ellos el gestor de hedge-funds Daniel Loeb. Tras 34 años de grandes y leales servicios (14 de ellos como presidente), William Ruprecht dio el relevo al empresario Tad Smith. En Christie’s, se suceden los directores generales de grandes grupos industriales para aumentar la eficiencia de la organización de manera continua: Steven Murphy en 2010, Patricia Barbizet en 2014, Guillaume Cerutti en 2016. En relación a los puestos clave, los numerosos movimientos revelan un aumento de la competencia entre las casas de subastas primero y, también, entre todos los actores del mercado del arte. Así, en diciembre, Brett Govry abandonaba el liderazgo del departamento de arte contemporáneo y de posguerra de Christie’s para unirse a la galería Dominique Lévy.

La presión de los medios financieros es palpable en todos los niveles del mercado del arte. Recordemos que los grandes bancos (UBS, Deutsche Bank, JP Morgan, etc.) son ahora socios poderosos de los grandes acontecimientos artísticos que influyen en la cotización de los artistas: ferias, bienales, exposiciones, premios… En cuanto a las multinacionales, refuerzan su imagen asociándose a diferentes causas artísticas o creando su propio espacio de exposiciones, como la Louis Vuitton Foundation.

Los grandes poderes industriales y financieros se codean ahora con las altas esferas del arte y sus exigencias confieren a este mercado una nueva eficacia. En la actualidad, se ha optimizado cada una de las líneas de la cuenta de resultados. En su primer año al frente de Sotheby’s, el nuevo presidente Tad Smith implantó un fuerte plan de salida voluntaria. Además, la casa de subastas también ha realizado dos ajustes de sus comités (tasas de compradores) en los últimos dos años. Por último, estamos asistiendo a una proliferación de incentivos para convencer a compradores y vendedores: garantías, subastas en línea, etcétera.

Así, los ajustes realizados en los últimos 12 meses dan testimonio de un aumento de la eficiencia. El mercado del arte se está adaptando con mayor rapidez para nivelar la oferta y la demanda. Como resultado, se ha producido un enorme aumento en el número de transacciones y una mejora significativa en la liquidez de las obras de arte, que durante mucho tiempo ha sido el punto débil de este tipo de inversiones. Más que nunca, el mercado del arte garantiza que se pueda comprar y vender, en el lugar y el momento adecuados. En los momentos en los que los bancos ofrecen valores negativos, el arte supone una alternativa de inversión, particularmente competitiva y atractiva.

Como parte de este nuevo equilibrio, el Museo mantiene una posición central, si bien profundamente modificada. Esta institución tiene que lidiar ahora con la presencia de espacios de exposición privados, así como una importante presión financiera. Con su capacidad de adquisición directa de obras maestras cada vez más mermada, las instituciones públicas dependen de las fundaciones, las donaciones y los patrocinios. Además, también tienen que aprender a desempeñar un papel más activo de ayuda a la creación. En cualquier caso, el Museo continúa formando un “agujero negro” que no se puede ignorar si pretendemos entender el crecimiento exponencial de los precios del arte y los juegos de influencia del mercado.